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RADIO PACHETA

martes, 29 de septiembre de 2009

DEDICADO A NITYAYANG.

Mi amigo me dijo que su mujer fue a hacer un cursillo de reiki y que estaba muy contenta porque ahora encontró lo que buscaba.
A la segunda caña, le pregunté si sabía lo que buscaba su mujer y me contestó que no tenía ni puta idea, pero que ahora había dejado de estar en casa lamentándose de que la habían echado del trabajo. Espera me dijo, encontrar trabajo con eso del reiki.
A la tercera caña, invitación del Demetrio, ¿? le pregunté qué cojones es eso del reiki. Algo que de la meditación esa y de masajes. Lo malo es que aún no me ha dado ninguno, porque dice que quiere guardar algo de no sé qué pollas de energía.
Nos fuimos del bar porque estamos tiesos como mojama y no era plan de echar los euros para llenar la barriga y encima que engordas de cojones, nos dijimos.
A la semana más o menos, como siempre, nos volvimos a ver. Estaba triste de cojones y se quería suicidar. Joder, el Demetrio y el Gaspar y yo y bla,bla, pero coño, no estamos en su puta piel.
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La parienta en definitiva, le envió un abogado y le dijo que le iba a quitar el piso, nos dijo con la primera caña. Y así como te digo, a ella no la voy a matar pero al cabrón de las clases de reiki, a ese me lo cargo, como hay dios o ¿es que Dios, ya no existe?
Como ya venía algo pedo de la que dejaría de ser su casa, me gaste el presupuesto en más cañas y cuando se evaporó nos invitó una el Gaspar, porque está solo y tiene su paga de viejo. Luego sí, le invite a casa a comer y ahora está ahí en el sofá tumbado y dormido, el pobre.
Por lo menos la mujer encontró lo que buscaba...

viernes, 18 de septiembre de 2009

EN UNA SEMANA, MÁS O MENOS.

Todo comenzó cuando sentado en el jardín de casa, junto a mi mujer y una jarra en la mano de cerveza, de la que bebía a tragos largos y ansiosos, me di cuenta que mi existencia se diluía.
En ese preciso momento supe que todo lo vivido había sido engañoso y que estaba atrapado en una tela de araña de la que no podía salir.
Ya sabes: Debes desaparecer como persona física ante el Estado. La sociedad sucia ha triunfado.
Entonces le dije a mi mujer: No sé lo que hacer. Me voy a ver el cielo y me llevo la cámara.
Bueno, ten cuidado, me contestó.
Y salí de casa y cuando estuve en el coche cambié de opinión y dije que quería seguir bebiendo una cervecita en algún bar. La cámara la dejé en el coche, bajo el asiento, para que no se viera.
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Alguien me preguntó si tenía un cigarrillo y se lo di y se puso a hablar conmigo y se presentó junto a su hermano, creo que me dijo y a un amigo grandón. No recuerdo para nada de lo que hablamos. Bueno, sí. A veces cuando estoy borracho, sin darme cuenta, veo lo que le ha pasado a la gente y lo que le va a ocurrir y es como si estuviera viendo a través de sus ojos en imágenes nítidas. Sin embargo, lo que me ocurrirá a mí no lo sé nunca. Todo eso le dije y a continuación le hablé de todo su pasado.
¡Joder, cómo lo sabes!, me dijo.
Cuando cerraron el bar, me dijeron si quería irme con ellos a un bar.
Subimos en el coche los cuatro.
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A gran velocidad, fuimos a Madrid. Estaba lejos de cojones y me iba durmiendo, por eso lo de la gran velocidad, para no dormirme.
A eso de las cinco de la mañana, otro tipo en una calle donde tenía un ceda el paso, no me lo cedió y golpeó el coche. Por las cámaras seguro y porque había una sede justo al lado de la policía municipal, se presentaron ipsofacto y porque olían dinero.
Los chavales se bajaron del coche y los vi de pie en una acera entre vapores cerveciles. Les dije adiós con la mano.
Soplé y triplicaba la tasa de alcohol. Les dije que no tenía culpa y vi el coche del contrario destrozado. El mío solo tenía algo roto, que no di importancia. El otro también iba borracho.
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Los municipales me llevaron a la sede y me metieron por unos pasillos y me dijeron que dejara todo lo que tenía sobre una mesa. Dejé dinero y una agenda y mi documentación y el móvil. Supe después cuando alguno de ellos, me quitó la cámara, que ésta, había desaparecido. Pudo ser quizá el de la grúa. Pero la culpa la tuve yo, porque se me olvidó bajo el asiento.
Un poli estaba detrás de mí, otro lo tenía delante sentado frente a la mesa y era mayor. Otro grande, fuerte y gordo a la izquierda. Se ponía y se quitaba unos guantes negros. Algo más tarde me di cuenta que se usan para golpearte y no dejar marca de adn en sus manos, por si acaso.
Pero ellos sabían que no era peligroso y lo único que yo hacía era hablar y hablar y reir y reir.
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Por otro largo pasillo, me metieron en un calabozo donde lo único que había era polvo en el suelo y una manta como las antiguas de la mili. Primero me tumbe en una especie de cama de piedra que sobresalía del suelo y me dije que si lo habían echo para que se tumbara la gente, yo pasaba de estar ahí. Me tumbe en el suelo.
Así tumbado empecé a hablar en alto y a decir que me habían engañado y que no soy un delincuente por estar borracho y que tengo en mi cuerpo unos 4 millones de kilómetros en coches diversos y que muchos de esos kilómetros los hice borracho. Y sin embargo a los políticos que han robado millones los tratan con delicadeza porque les pagan.
Dejé de hablar para intentar dormir, pero sin dormir, ya sabes, por si acaso me levantan, cada hora, como me castigaron en el servicio militar. Coloqué los dedos de las manos juntos. Una mano hacia arriba, la derecha. La izquierda hacia abajo. De esta manera y contando la respiración, no te duermes, pero descansas de cojones.
No sé el tiempo que estuve así.
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¡Salga! me dijeron y oí la puerta del calabozo abrirse y les di los buenos días y me subieron a unas dependencias donde había un poli sentado ante una mesa y otro a la izquierda y una señora sentada que juraría que temblaba y comenzó a hablar primero el poli sentado sobre los juzgados y luego a hablar la señora y sí, lo hacía con voz temblona y era una abogada de esas que te ponen para explicarte no sé qué pollas de juicios. Total, no me enteré de nada.
Me fijé en el poli sentado y lo conocía. Se llama Jesús y hacía kárate en un gimnasio donde estuve. Se lo dije; tú has estado en el gimnasio tal y entonces me dijo de malas maneras que no y que no. ¡Cojones, has entrenado con tal y tal para el campeonato de tal!
Su agresividad, desapareció así, de milagro. Luego me preguntó si quería poner denuncia. No, contesté, si el otro no la ha puesto. Me dijo que no.
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Fui a otro sitio donde me llevó Jesús y me dieron un papel para recoger el coche. Me devolvieron mis cosas y cogí un taxi a casa. Mi mujer estaba barriendo la entrada y me dijo: estás borracho. Sí, le contesté y me subí a la cama. Dormí un rato, comí y ella ya se había ido a cuidar de sus padres, cuando me marché al depósito de la grúa. Pagué 210 euros y me llevé el coche. Me jodió sobremanera.
Tenía que pasar la ITV, ese invento del que sacan dinero a todos el puñetero estado y los putos políticos. Y es que me pusieron dos multas. Una en una calle que estaba a tomar por culo de donde ocurrió el golpe y otra donde ocurrió. Se ve que no pueden poner dos multas a la vez.
Volví dos veces a la ITV porque el coche no la pasó. Tenía que poner dos ruedas nuevas. Conseguí las más baratas y compré un faro que no puse. Arreglé el que tenía que se movía y convencí al jefe de allí que el faro estaba bien y estaba bien, es cierto.
Fuí ayer ¡por fin! a recoger el permiso de circulación del coche.
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Siento un enorme complejo de culpa. No por hacer lo que hice, sino por haber tirado tánto dinero, pues no tengo y cuando mi hijo me preguntó qué había echo la noche de marras, le dije que el gilipollas y que dónde está la cámara; algún poli se la llevó o el gruista y cómprate una tú le dije.
El coche lo quiero vender, así con el golpecito pero me dan una mierda. Costó 36.000 euros y me dan 6.000. Así que creo que se quedará conmigo y me veo durmiendo en él.
Vale, pues todo esto, me pasó en una semana, más o menos.

ESTO SÍ ES PARA TODOS LOS QUE ME SIGUEN, QUE ESCRIBEN MEJOR QUE YO Y EN ESPECIAL PARA MI MAESTRO JUAN CARLOS CHIRINOS Y MIS COMPIS Y MIS HIJOS Y MI MUJER Y TODOS LOS AMIGOS DE MIS HIJOS
ENORME ABRAZO A TODOS

miércoles, 9 de septiembre de 2009

LA MUJER DEL GOYITO

Uno la mira, como siempre, con ese ansia que te entra cuando ve a la mujer más hermosa que conoces, pero mucho respeto porque está casada y al Goyito le conozco y entonces, pues eso.
Tiene cuatro hijos y ahora me dice que no quiere tener más y que se va a esterilizar y me habla delante de las cañas fresquitas y riquísimas que entran así como de puta madre con este calor y que nos ha puesto el Demetrio.
Al marido se lo he dicho ya y es que mi hombre no se cansa y tengo el coño con escozor punitivo y lo que es el ojete secreto, con pinzamiento anal.
He tragado la cerveza y entre toses y risas casi me ahogo, porque se me ha atragantado el buche.
El Ramón y el Luis, uno detrás de otro, con esas manazas, sin dejar de reír, me han golpeado la espalda y me he librado de ahogarme, pero no puedo mover el cuerpo.
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El único que no se reía en el bar era un tipo apalancado en la esquina, allí al fondo. El hijoputa como que quería hacerse invisible y solo miraba hacia nosotros. No le di importancia y hasta le saludé cuando entre al vater para echarme agua en la cara y quitarme la lágrimas de la risa y meé y no contestó.
Cuando entró Oscar el de los marcos con el Guille al bar, Antonia hablaba con el Ramón y el viejo Gaspar y el Demetrio y debió preguntar por mí, porque antes le dije cuando le vi, que se pasara y hace una cañita y vale.
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Fue entonces cuando vi a Antonia y le ayudé con las bolsas de la compra que pesan un quintal y ahora están cerca de sus pies. Y a Antonia como está tan hermosa de treintena apretujá de carne dura, mirada hermosa y simpatía y risa contagiosa, pues una caña y que tal el Goyo y los niños y una caña. Y ahora se vuelve y me mira y le cambia la cara y me pregunto porqué.
Y me agarra del brazo y me dice vamos al extremeño y cojo las bolsas y hasta luego.
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Cuando le pregunto qué te ha pasado y se te quedó la cara blanca, joder, oigo a Oscar que grita: ¡Cuidado!
Y me vuelvo y empujo a la Antonia y veo cómo el machete entra en mi brazo y siento el escozor y caigo al suelo sangrando a borbotones y veo al Oscar, al Ramón, al Luis, al Demetrio, al Guille y al viejo Gaspar pegando una paliza al tipo que se apalancó en la esquina y cuando cierro los ojos, la Antonia me dice:
No sé cómo me ha encontrado el hijodelagranputa, fue mi novio, ¿sabes?
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ESTO LO DEDICO A MI HIJO QUE ME DIJO: OJETE SECRETO, PINZAMIENTO ANAL Y ESCOZOR PUNITIVO.
Y POR SUPUESTO A LA ANTONIA Y AL GOYITO Y QUE SE LIBRARON DE UNA BUENA.
Y A OSCAR Y EL DEMETRIO ME DEBE UNA CAÑA

viernes, 4 de septiembre de 2009

PERDIDO

De ayeres olvidados
De inalcanzables abrazos
Que jamás llegaron
Perdido
Entre borrachos llorosos
Muertos vivientes
Que llaman a la muerte
Y no viene
Vendrá entre estertores
Cruentas, dolorosas
Terribles, cuando menos lo esperen
Perdido
Ahora, entre muestras
De cariño
Que no consigo creerme
Debo olvidarme del pasado
Para no perderme