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RADIO PACHETA

sábado, 28 de febrero de 2009

VEIS

Lo dificil que es pensar, escribir, soñar en este mundo.
Cuando también en este mundo tienes una casa, un coche y un trabajo
que te rompe el soñar escribir pensar
¿Por qué están separados los dos mundos?
Creo que debería sicoanalizarme. Cada día entiendo menos.

sábado, 21 de febrero de 2009

DESPUES SEGURO QUE HAY ALGO.

Mi sobrino Ricardo acaba de irse en su bisicleta t.t. Le he preguntado;¿lo puedo contar?.
Claro, tío Paco, me ha dicho y ha vuelto a contármelo.
¿Quienes estabais?
Y contestó: Luis Mi y yo una vez. Ocurrió en el salón. Estábamos viendo la tele y olimos a tabaco. Tú puedes decir que podría ser porque fuma mi padre. Ni Luis Mi ni yo, fumamos. Pero sé que el olor del tabaco que Sara fumaba, huele distinto a todos los demás.
Es cierto, Richi, el 1x2, huele diferente a todos los demás, contesté.
Al mismo tiempo sentimos los dos, ese olor a Sara. Las ventanas estaban cerradas y al sentirlo, llamé a mi madre: ¿Sara, estas aqui?, pregunte como un tonto. Luis Mi, solo me miraba con los ojos muy abiertos. Poco tiempo después, esa presencia de mi madre y su olor, desapareció.
Sabes que te lo conté al día siguiente, tío Paco.
Te dije, que siempre estaría contigo, Richi.
La otra vez, fue en mi habitación. Cuando jugábamos a la máquina, Luis Mi, Chiqui y yo, ocurrió de nuevo. Es como si Sara, paseara por la habitación. Cuando estábamos en el salón, me pareció más normal, pero ahora en mi habitación sentí, aparte del olor a tabaco, como una caricia y su presencia cerca de mí. A mis amigos, se les pusieron los pelos de punta y también sintieron que pasaba a su lado.

DESPUES SEGURO QUE HAY ALGO.

Eso me dijo una amiga de mi prima Pili, allá en el pueblo de mi padre, cuando me contó que no podía entrar a la vieja cocina porque la daba pánico y tiraban de su coleta, por detras y nunca veía nada.
Solo limpio lo que puedo ver, me dijo.
No te preocupes, los conozco a todos. No te haran daño, a menos que sigas teniendo miedo.
Abre la dije, para que pueda entrar.
No, va usted solo. Ahí no vuelvo a entrar.
Abrí y entré al comedor, luego al salón, que daba a la cocina y en esa estancia donde estaba la chimenea, entraron unos pájaros por el hueco de la misma. Ahí, fue donde mi padre, mi excuñado y su padre vieron el ovni y yo por minutos no pude ver.
Esos pájaros eran negros y no tordos. Jamas los había visto esos jaros por el pueblo de mi padre.
No tengas miedo, la dije. Es normal que quieran gastarte bromas y le conté lo de México. Y repetí que no la harían daño, a menos que les tuviera miedo.
En esa casa, murió mi primo Raspu ametrallado. Murió mi tía Sila. Murió mi tío Eduardo. Mi primo, Eduardito, hijo de Eduardo; bueno, no, murió en un hospital en Puertollano, pero no quiso irse de esa casa. Mi prima Carmencita, estaba siempre allí. Mi tío Antonio. Mi tía Ines. Mi tio Chato, que venía y lo sentía de vez en cuando. Ahora, mi padre tambien sé que está.
La verdad es que muchas noches estando allí solo, sí los sentía pero era como si me gastaran bromas. Por eso me iba a Puertollano, para que no me dieran el coñazo y tuviera que atenderles y hablarles.
AHORA LOS ECHO DE MENOS, CUANDO NO TENGO QUE SENTIRLOS.

viernes, 20 de febrero de 2009

DESPUES SEGURO QUE HAY ALGO.

Cuando fui al psicologo, le lleve todo lo que había escrito durante mis quince jóvenes años. Hacía que mirara unas pinturas, que se llamaban de Rochard, eran iguales en un lado y en otro. También miraba unos dibujos a lápiz. Me hice muy amigo de él. Al poco tiempo, con mi permiso, me dijo que si podían venir a escribir lo que imaginaba de todos esos dibujos, un montón de alumnos suyos. Le dije que no había problema.
Cuando hablamos de que seguro que hay algo y le conté lo sucedido sobre mi cama, en mi habitación, me preguntó si creía en el diablo.
Silencio.
Continuó hablando hasta que el timbre de un teléfono le cortó y lo puso a mi lado para que oyera yo también.
Era una señora y le decía que su niña estaba poseída y que estaba en la escalera meándose y que se iba a romper, porque estaba dada la vuelta de una manera que era imposible para los huesos.
Mientras lloraba, le pedía que fuera a su casa, por favor.
Se fue.
Al regresar de la mili, un amigo y yo tomábamos unas cervezas en un bar.
Volví a ver al psicólogo, saliendo de ese bar.
Tenia el pelo blanco, le había salido chepa y envejeció treinta años cuando solo habían pasado cinco. Le acompañaba una joven y me dí cuenta que era él por sus ojos, aunque la mirada ya estaba perdida.
Mis escritos los perdí. Al psicólogo también.

Yo ya sé.

Porque me enviaron de la caja de ahorros una carta diciendome que vendrián a tasar mi casa.
No le dí importancia. Total, ya no tengo dinero para seguir pagandoles la puta hipoteca.
Al principio pensé que no les dejaría entrar. Cuando llegaron, se fueron. Despues vinieron con un edicto del juez y me lo enseñaron. Tampoco les deje entrar.
Al día siguiente vinieron con unos policias grandes y fuertes, que nada más abrir la puerta, me agarraron del cuello y me tiraron al suelo.
Menos mál que no estaban mis hijos ni mi mujer en casa. Tasaron y se fueron, mientras los polis, no dejaban que me moviera.
Pensé qué puedo hacer. Dije: NADA.
No hablé con nadie sobre lo sucedido. El odio, no podía quitarmelo de todo mi ser. Intente dormir y era imposible. Quería matar a alguien, pero no conocía sus caras. ERA LA CAJA.

DESPUES SEGURO QUE HAY ALGO.

Me escribio reborn of darkness para decirme que los perros sienten la muerte. Gracias por recordarme lo que a continuación voy a escribir:
Mi mujer, mi hijo y yo vivíamos en Marques de Urquijo hace muchos años. Teníamos una vecina mayor que tenía dos perros pequeños. Casi a diario venía a visitarla su hermana y comían juntas.
Una noche sobre las dos de la mañana estabamos durmiendo, cuando nos despertó unos aullidos graves y lastimeros. Eran los perros. Mi hijo no se enteró porque era muy pequeño y tenía el sueño facil. En cuanto los oí le dije a mi mujer que había muerto una de las dos señoras mayores.
Me fui a trabajar, me encontré con la señora vecina. Se abrazó a mí llorando y me dijo que se iba a casa de su hemana a velarla. Que su hermano se la encontró cadaver en la cama y la avisó. ¡AY!, hijo, cuando escuche a y me dio los nombres de sus perros de los cuales olvidé los nombres, sabía que algo malo había pasado.

sábado, 14 de febrero de 2009

DESPUES SEGURO QUE HAY ALGO.

Hoy ha venido mi primo Carlos, con su hijo Iván. Hablamos de que seguro que hay algo. Mi primo nos explicó que su padre Germán tenía una costumbre que era girar los dedos gordos de las manos a un lado y a otro, mientras las manos quedaban enlazadas por los otros dedos.
Al morir Germán, mi primo Carlos, observaba a su hijo Iván en la sillita de niño haciendo lo mismo que hacía el abuelo, mientras, corría alarmado por el ruido, para ver como caía y rebotaba escalón por escalón un espejo doblemente atado con cable de acero, desde el ultimo tramo de escalera hasta caer a sus pies.
El espejo no se rompió. Carlos, supo que su padre había muerto.
Mi amado Carlos, me dijo esto, porque antes le comenté: tu padre aún te protege y contesto que él ya lo sabía.

viernes, 13 de febrero de 2009

DESPUES SEGURO QUE HAY ALGO.

Porque aquella señorita nos enseñaba a tres gachupines el funcionamiento de la caja registradora. Era ya de noche y la zapatería estaba cerrada. Las demás señoritas se estaban cambiando de ropa para irse a su casa. El interfono que había y que nos podía conectar con las tres plantas de arriba, para pedir cualquier calzado a las que estuvieran por esos pasillos llenos de cajas, estaba apagado.
Por ese aparato, de repente se oyó la voz de un niño, gritando: Mamá, mamá, por favor.
Al oír eso los tres gachupines, se acojonaron y con los pelos de punta miraron a la cajera. La señorita no le dio importancia y siguió trabajando como si nada hubiera pasado.
Tiempo después, un solo gachupín, se quedo en esa tienda, como capataz.
Una mañana volviendo del Banamex con monedas para el cambio, ese gachupín, como todas las mañanas, abrió la chapa, luego la cerro y con la linterna, fue a encender la luz, al otro extremo de la entrada.
Al ir hacia los interruptores, sintió una ola de frió que le llego hasta el tuétano. Después una ola de calor y también sentía como si le acariciaran y en su cerebro como si le hablaran.
Lógicamente, esa persona, empezó a cantar a voz en grito y pedía cuanto antes llegar a la luz, para olvidar la oscuridad y todo lo que sentía, que le tenia acojonado.
Acostumbrado mas o menos a todo eso por las mañanas, un sábado le ocurrió otro percance.
La zapatería estaba a reventar de gente. Las señoritas subían a las bodegas, como siempre de dos en dos o de tres en tres, siempre juntas. El gachupín capataz las dijo que por favor subieran de una en una, porque había mucha gente y para ayudar, el gachupín, subió a la ultima bodega a por unos zapatos para un señor con dinero.
Cuando estaba en esa bodega, los fluorescentes se apagaron y encendieron con la rapidez del rayo, sin motivo alguno, el gachupín se acojono y se le cayó al suelo la caja de zapatos. Fue a cogerla y la puta se movió hacia delante. El gachupín se acojono aun mas, pero se dijo que cojones y canto en alto, pero no demasiado alto para que no le oyeran y armarse de valor, pero la puta caja volvió a moverse, cuando quería cogerla de nuevo. Ahí fue cuando el gachupín, se acojono realmente y bajo corriendo, teniendo la suerte de que todas las señoritas estaban abajo, hasta que se dio cuenta de que no podía dejar que las señoritas le vieran en ese estado de acojonamiento. No podía respirar, por lo que tomo aire y se sereno.
Dos señoritas que subieron entonces y vieron todavía al gachupín mas blanco de lo que era, apoyado en la pared de la escalera, le dijeron entre risas: Ve, señor Paco, ya le paso.
El gachupín desde entonces, sabe que después seguro que hay algo.

DESPUES SEGURO QUE HAY ALGO.

Y si no como se explica que un cuerpo de catorce años y tumbado en su cama, deseé morir. El porqué no viene al caso. Siente ese ser una especie de golpe en la nuca y poco después vea sin ver, una especie de hilo que sale de su ombligo y resulte ser ese ser, o alma que sale de ese cuerpo tumbado en su cama.
Ese alma se eleva por los aires, atraviesa las cortinas, las ventanas y las persianas cerradas de su habitación. Como si fuera un todo, ve a su cuerpo tumbado sobre la cama, mira la otra cama, el armario y la habitación entera. Cuando va salir hacia arriba, por el patio de la casa, ve oscuridad y a esa alma la entra pánico y vuelve al cuerpo. Este, recibe al alma con una suave sacudida y con el miedo en todo su ser, no entiende lo que ha pasado, se incorpora de la cama, enciende la luz, abre las ventanas y las persianas y pregunta qué cojones le ha pasado.
No encuentra explicación.
Ese cuerpo quiso hacer lo mismo más veces, pero nunca le salio, yo creo que porque quería subir a las habitaciones de las vecinas de su edificio, para verlas desnuditas, por medio de esa alma.
Cuando ese ser fue a un ensayo de un amigo baterista que estaba en el grupo Objetivo Birmania, pregunto por él a la casera, dueña del local donde ensayaban, ese ser le preguntó a ella por qué no podía hacerlo más. Ella le metió el miedo en el cuerpo y se olvidó ese ser de aquello que le había pasado.
Hasta que algún amigo de su hijo le puso un comentario en su blog, diciendo que donde vamos, no habrá ni espejos ni fotografías ni nada.

jueves, 12 de febrero de 2009

El cuaderno de historias.

De Sara Lopez es sencillamente maravilloso. Aunque no encuentre la manera de ser su seguidor, como a muchos de mis seguidores.

Mirar a vagabunda

En su blog vagabundear. Si muchos periodistas escribieran así, los partidos políticos y el poder en general, se hundirían, por fín, poco a poco.

lunes, 9 de febrero de 2009

A pesar de mi intento

Por no empezar una guerra sin fín fui tachado de debil.
A pesar de mi intento
por hacer que nadie robara, fui tachado de imbecil.
A pesar de mi intento
por poner a todos de acuerdo, fui tachado de dictador.
A continuación, no intenté nada y les dije que OS DEN POR CULO Y ME REÍ DE MI PROPIA ESTUPIDEZ.

sábado, 7 de febrero de 2009

Especialmente para Celia Rivera

Me llamo Francisco Javier Víctor Vallejo Rivera Hidalgo Cintas Ruiz Escamez.
Parece ser que tuve-aunque yo no lo recuerdo- un tío llamado Francisco. Si rememoro, quizá recuerde en la casa de otro tío mío al Kiko, que decía mi padre. Pero es tan vaga la imagen...
Pero podría ser un señor vestido de manera especial para los tiempos que corren. Llevaba un chaleco debajo de una chaqueta de otro color. La corbata no hacía juego ni con el chaleco ni con la chaqueta envejecida y casi raída por el uso. Ni tampoco con el pantalón. De pana. Nunca supe por qué se llama así: PANA. Lo buscare en internet; allí quizá me engañen. Tendría que preguntárselo a alguien de los viejos amigos de mi padre. Pero todos están muertos.
Sí me acuerdo de los botines de media caña, siempre limpios, pero envejecidos, como mi tio Kiko.
En definitiva, el nombre del prinicpio, fue por él. Por el tio Kiko que tuvo tres hijos, que yo conozca: Rosario, Juan e Ines. Desde aquí un bailecillo para ellos.
En aquella casa, como digo, se me quedó sentado difuminado y sin rostro, en una silla de enea, junto a algunos de sus hermanos, entre ellos mi padre, mi tio Kiko.
El segundo nombre, Javier, es tambien por otro tío mío. De este los recuerdos son mas claros. Aún le veo mirandome, cuando yo exhalaba el humo de un cigarrillo. Un cigarrillo robado de una cajetilla de tabaco, que mi padre puso olvidada sobre una mesa.
Tire el cigarrillo y él lo pisó en la tierra agostada. Y me dijo: nunca tires un cigarrillo durante la época de verano. No lo olvidé, porque además colocando su brazo en mi hombro me decía que iba a quedar entre él y yo ese secreto. Tendría entre once o doce años.

domingo, 1 de febrero de 2009

La Mancha

La Mancha

AHORA

Quiero volver al hotel donde estuve allá por los años en los que fui joven. Me metí en eso de Internet,para recordar el pasado. El pasado donde desde el hotel Chapulin,subido arriba del todo podía mirar México. Y allí mirando las casas,los coches,las personas diminutas que se movían debajo de mí, pensé que era su dueño. Su dios Chapultepec.
Hasta que alguien salió del ascensor y me pidió que le guardara algo. Una caja que aún tengo en casa y ni siquiera he abierto. El hijo de la granputadelagranchingada, antes de que pudiera hablar, se fue corriendo, o quien sabe si huyó perseguido y me dijo:la guardas,¿sí?. Así como hablan en aquel país, con esa dulzura y a pesar de ello, siempre perseguidos por la muerte.


Sin poder contestarle la metí en el maletín de mano.
NO VOLVÍ A VERLO.


La caja todavía no la he abierto. Estoy en España, ahora tras treinta años y justo hoy, la recuerdo, olvidada, entre cartas de amor, postales y fotografías de mujeres a las que amé, allí en mi otro país. México.
Pide que la abra y la digo:¡No me joderas la vida!, en cuanto abra tu envoltorio de papel, me dirás algo que no quiero saber.
Desde hace una semana, hoy se cumplen años de aquello, no puedo dormir, ni comer. Adelgacé quince kilos. Mi mujer, me respeta, me quiere, pero está preocupada. Constantemente me pregunta. Mis hijos que ya son mayores también.
Antesdeanoche bebí demasiado. Se lo conté a mi hijo el mayor, Juanto. Le dije, tengo que volver a México. Me dieron algo que tengo que entregar, pero hijo, de eso han pasado treinta años. Tú no habías nacido.
Tuve que enseñarle la caja. Él, sabía que había bebido y como siempre, me aceptó, pero le miré a los ojos y puse la caja en medio de los dos.
Nos abrazamos. Voy por unas cervezas y a mear, le dije.
¿Entiendes por qué he de volver?. Pregunte cuando volví. Me comprendió
Me hago cargo, me dijo, mirando a aquella caja cerrada.
Total, será ir y volver. Como mucho una semana.
Dí a tu madre y a tu hermano, que estoy en aquel apartamento de Castellón y que por todos los medios tenemos que alquilar, para que la hipoteca no nos ahogue.
A eso de las cuatro de la mañana mientras tomábamos una cerveza, llamé un radio taxi para ir al aeropuerto.
Nos besamos. Nos abrazamos y nos miramos entendiéndonos.


-------------------------------------------------------------------------------------------------Acabo de llegar. Es extraño. Durante el vuelo he conocido a una mujer que se dirige a Lima, pero antes,hace escala aquí. Es exactamentecomo la chica que conocí hace treinta años, pero en otro avión y otro año. Sólo que ella sigue siendo joven y me dice es como si te conociera,¿no?.
Mi único equipaje es un maletín, y, dentro, la caja; a pesar de ello, he pagado mi mordida y he salido del aeropuerto.
Pasan muchos taxis, pero quiero un escarabajo de los viejos.
El taxista dice que me conoce de toda la vida. Le digo de dónde vengo y mi apellido.
Me ha pasado como la otra vez, pero ahora en el D.F.,antes en Acapulco. Cogí un taxi para volver al hotel, donde mis padres se alojaban. Aquel hombre, como este, me ha llevado a salas de baile, ha bebido conmigo. Se ha emborrachado conmigo, me ha presentado a todos sus amigos y sus mejores amigas, se han ofrecido por si tenía ganas de coger.
Resulta que tenemos el mismo apellido.

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Han pasado dos días y me encuentro en un hotel donde estuvo el chapulin, derribado por un terremoto.
Paseo por ese hotel, otro día más, pero no encuentro a nadie, ni nadie me llama. Intento, por otra parte, pasar lo mas desapercibido posible, porque no creo que el dinero me aguante mucho más y si no me dicen nada, pues veremos si estoy aquí hasta que me echen.
Cuando mis últimos pesos se terminaban, una señora, se quedó mirándome. Me invitó a cenar. A unas copas fuera del hotel, en los mejores sitios del barrio rosa, o como cojones se llame.
Sí, me emborrache y lloré como un imbécil, cuando ella pidió que cantaran para mí.
Me encontré como si fuera mi padre. Bueno, como lo que me contaba mi padre allí, en su pueblo, de joven. Esa misma música, que yo támbien llegué a escuchar.
Me subió a mi habitación a trancas y barrancas.
Y ahora, con mi cabeza dando vueltas, me mira. Me ofrece un vaso y dice:bebe.
Duchate y dame lo que guardas.
¿A ti, por qué?¿ Cómo supiste quién era?
Porque he esperado treinta años, veinte dias y cinco horas para recogerla. No debes saber más.

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Se lo he contado todo a mi hijo Juantomás. Solo me ha abrazado, ya sabes, como si fuera el oso que és y me ha dicho que estoy como más joven