Decía el mejicano amigo de mi padre, mientras meneaba en el vaso con una cucharilla larga, el guiski, el hielo, la soda. Y nos miraba tras sus gafas, sonriendo. Allí en el pub, frente a su casa que le compró a mi padre del edificio que terminó de construir.
Y todos los de su alrededor, que eran tres de mis hermanos, mi padre, el hijo mayor del mejicano que cagaba dinero y yo le reíamos las gracias.
Para. Por. Según. Acaso.
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Hasta que miré al parque y vi aquella niña. De la mano de su hermano, tan grande y lleno de tics, que parecía que se le iba a salir la cabeza del cuello. De la mano de su madre, que los miraba con infinita tristeza.
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Y entonces, recordé la niñez de la niña, que siendo niño, me miraba y miraba yo sus ojos azules de la mar cristalina. Y allí, durante las vacaciones de verano; de todos los veranos de mi niñez, rodeado de niños, que me acompañaban en todos los veranos mi niñez, supe que para mirar esos ojos, había que pagar al hermano mayor.
Lleno de tics y tan anormalmente formado para su edad de trece años, como el que ahora veo.
Allí, frente a mí, en el parque.
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Y me saca de mis pensamientos el hombre que quiere parecer gracioso y medio borracho, que vuelve a decir; hay que darle en la madre al guiski y todos le reímos la gracia y me ordena:
Paquito, ve a pedirle al camarero que venga. Obedezco y voy. Y vuelvo a sentarme. Y los oigo hablar en la lejanía tan lejana de mi infancia, que me hace recordar de nuevo, que un verano, no volvimos a verla.
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Sí vimos a su hermano, lleno de tics y acompañado por dos hombres muy grandes.
Y hace dos meses que vi a Pablito, ahora Pablo- mi amiguito de la infancia-, cerca de su casa, de la casa de mi niñez, donde nos reuníamos todos los niños durante los veranos de la infancia.
Y recuerdo que me dijo Pablo, que aquel niño tan grande, había abierto en canal a su hermana, para ver de donde podía salir la sangre de su menstruación que por primera vez veía.
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Y escribo esto para olvidar aquel suceso y al mejicano y a mi padre y a mis hermanos y al hijo del mejicano que caga dinero y buen provecho le haga.
Y hoy, ahora, esta noche, en la mesa del jardín, me bebo un guiski con hielo y soda y me preparo otro, mientras le doy en la madre, recordando aquellos ojos azules de la mar cristalina y lloro en su honor como un gilipollas, porque he olvidado su nombre.
Le pongo un título
Hace 15 años
10 comentarios:
Joder Hatoros... cojonudo. Hoy más que nunca.
Abrazos
Hola Hola Hatoros,
Mi niño,...., es alucinante la garra con la que escribes. Olé por ti!!!
Pasa un buen fin de semana y cuidate todo lo que puedas.
Abrazotes enormes, Preciosidad!!
Salud!
Una historia sobre el eurodiputado del PSOE, amigo.
Abrazos muy cordiales, D. Hatoros.
Juan Fernando, otro héroe antiamericanoD. Juan Fernando López Aguilar se va a Europa después de haber cumplido su sueño de cantar con el Sr. Miguel Ríos, el viejo roquero insepulto.
Lanzados, no pudieron evitar el insulto y cambiaron el estribillo del “Go, Johnny, Go”, de Chuck Berry, por el inevitable “Yankees go home”. Otra gilipolllez como la sentada ante la bandera USA del Sr. Zapatero.
Se habla bien del talante del Sr. López Aguilar. De su juventud, atractivo, su trato afable y su brillante oratoria. Mi recuerdo es malo. Coincidí con él en un cumpleaños. Estábamos reunidos una famosa actriz venezolana, un escritor vizcaíno, una estrella de Radio Nacional, el señor diputado López Aguilar, varios acompañantes y, entre ellos, éste servidor de ustedes.
Al sentarse en la mesa, D. Juan Fernando, cómo si estuviera en una cena con los sociatas de su pueblo, nos lanzó un mitin sobre lo majos que eran los tipos del PSOE. No fui el único al que le disgustó la inoportuna impertinencia. Tras escuchar su "charla", el señor diputado y yo tuvimos una discrepancia y, él, acabó por levantarse y dejarnos allí plantados.
La diferencia de opiniones vino al manifestarle que nunca vi una bandera española en las Casas del Pueblo, ni en las sedes del PSOE ni de la UGT en Bilbao. Respondió airado que había asistido al entierro de muchos compañeros suyos en el Pais Vasco. Manifesté que desgraciadamente le creía, pero que yo, además de a los entierros socialistas, asistí a los de militares, policías, guardias civiles, miembros de UCD, del PP y asesinados varios sin filiación alguna.
Ya que por entierros no lograría apabullarme, le rogué que respondiera sobre las banderas. No tenía ganitas. Hoy, con Pachi, la cosa sigue igual.
Nuestra anfitriona le recordó que era tarde. Se levantó y se fue. Después le nombraron ministro de Justicia y mis amigos se reían de mí diciendo que me llevarían preso. Debo decir que D. Juan Fernando fue un caballero. No lo hizo.
P.S. Según creo recordar, tampoco había muchas banderas en lo del PP.
Luis Fernando, otro héroe antiamericano
Waw!!Hay coraje presente acá caballero!!!
Besos con deseos de buen fin de semanita:)
Muy triste...
Pero me encanto lo que escribiste
Me gustó mucho el comienzo reflexivo, me llevó hasta e final sin pausa.
Mucha fuerza percibo en este texto.
Bsos, nos segiomos leyendo.:-)
tu wisky, yo cerveza. lo importante es darle en la madre y brindar por aquella (cada quien en su caso) de quien no recordamos el nombre.
saludos.
Buen texto hatoros, ligerito de leer, que hoy se agradece por lo mucho que me queda todavía por leer de otr@s amig@s. Besazos y abrazotes ;)
QUERIDO MANOLO, SOLO GRACIAS Y A TI LUJO Y A TI BOCA DEL CIELO Y A USTED MAESTRO Y A TI DESEADA LILITH Y A TI CARLA Y A TI ADRIANINA POR LA QUE TENGO ALGO ESPECIAL Y A TI YAYOMAN ESTUPENDO
Y A TI EMMA HERMANA.
LA PUTADA ES QUE ESTO OCURRIÓ DE VERDAD.
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