Angelina estuvo toda la tardenoche besándome con sus maravillosos labios, hasta que me hizo una felación extraordinaria.
Después llame al instituto Victor Hatoros, para que cambiaran los labios de mi RPM.
Reconocí la voz del encargado, Fernando, lo que casi me hace perder los estribos; digo por los recuerdos allá por el año 2008, cuando las discusiones filosóficas con él, pero me contuve, como lo hice cuando vi a Ester y a Shein y a todos los que reconocí.
Me dijo que se encarecería un poco. No respondí por los recuerdos y todo eso, como dije antes. El dinero importa bien poco, cuando se tiene en abundancia, le conteste.
Colgué, como se decía antes de que dejara de existir el teléfono.
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Mi mujer, mis hijos y sus amigos sé que llevan el instituto a la perfección. El dinero ya no tengo que compartirlo con el antiguo estado ladrón, porque no existe. Pero me voy a otra historia y no es de ley, que ya tampoco existen, digo las leyes, gracias a la cultura y a la enseñanza de la historia.
Vale, continuo.
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Por la mañana, Angelina, limpio la casa, me dio un masaje, me hizo patatas con arroz y bacalao y le gusto hacerme otra felación maravillosa, de la que no tiró ni gota.
Se ve que había poco liquidito, dice un lado del cerebro, y el resto del cuerpo, se ríe de la gracia.
Y sigue diciendo que con esa edad. Vale, me lo han puesto todo nuevo, digo para que se calle. Esto de juntar los dos hemisferios, para que funcionen mejor, es jodido y son de un pesado.
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Mientras esperaba la entrega de mi RPM, tuve curiosidad por ver la Luna y los edificios, que cuando era niño, el proyecto Apolo no dejó ver al resto del mundo.
Porque era peligroso y podía romper los pilares de nuestra sociedad. Imbéciles.
Menos mal que ahora no existen los políticos, ni los militares, ni los curas de cualquier religión. Nada que termine en ismo. Solo en los libros de historia, para aprender. Y me lleno de orgullo, porque parte de esa historia, la escribieron mis hijos y sus amigos y mi mujer, mientras yo estaba con Sucks.
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Volvíamos a la Tierra y por la ventanilla, miraba cómo el Sol dejaba caer sobre el planeta su mirada rubia y recordaba cuando hace un montón de años, allá en casa, ese Sol, se iba parsimonioso, cerrando su ojo lánguida y melancólicamente. Se iba hacia el Oeste, dibujando con tinta china los contornos de los árboles, de las casas. Y me dejaba un regusto amargo, triste, ansioso de nostalgia por volverle a tener. A mirar su ojo dorado. A sentir su tibieza y oler su calor acariciante.
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Mientras pensaba todo esto unas lágrimas cayeron de mis ojos y Angelina me las besaba mientras caían y me besaba los labios y me decía: no llores, que me haces llorar a mí.
Volvía a ser joven y decidí quedarme también con Angelina a la que decidí llamarla Marta, en honor de otra Marta, que ya salió aquí. Por lo que llamé de nuevo al instituto para que volvieran a dejar los labios de mi RPM, tal y como dije al principio.
Le pongo un título
Hace 15 años
2 comentarios:
¡Vaya con esas historias!
A propósito, gracias por pasarte por nuestro Blog.
Mis respetos,
El Profesor
TU BLOG ES BUENO Y ME GUSTA. GRACIAS A TI POR LEERME.
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