BALANCE IV: SUCKS SE LLAMA NOMBRANDOSE A SÍ MISMO.

Pasó el verano y un año. Acabamos la casa de forma circular, como el aparato de mi amigo. No sé cómo pudieron ponerle el brilloanaranjado. Arriba en el centro, colocamos una pirámide a escala de la keops.
Todo seguía igual. Mi hijo Juanto, continuaba con sus amigos, inventando historias de rol. Leyendo, como siempre y de vez en cuando venía a casa. Con su música y sus historias. Mi hijo Jorge en su propio y bonito mundo. Y su música y tocando la batería y sus historias.
Mi mujer, seguía yendo a cuidar a sus padres. Solo que en mi coche de cinco años, preparado para subir y bajar una silla de ruedas, con la que llevaba a su madre al médico. Ahora las lleva Carlos, un amigo de Juanto al que le hemos contratado como conductor, mientras termina sus estudios. Las hipotecas de toda la familia de mi mujer, se cancelaron. Yo me quite la barriga para estar más presentable porque ya tenía una preocupante redondez y mi mujer hizo lo propio.
Todo fue a mejor. No teníamos agobios. Bueno, sí, solamente uno: ¡cómo hacer para barrer la miseria moral de todos los políticos mundiales!. Pero eso es harina de otro costal. Y si don Quijote dijo a Sancho hace siglos, con la iglesia hemos topado, ahora topamos con la clase política, que de unos partidos y de otros nos sacan el dinero ( a mí, a espuertas ) sin dar un palo al agua.
Y nos dicen: No comas, para que nosotros comamos más.
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Lo estuvimos hablando delante de una paella de marisco (pescado en la piscina nueva), para cincuenta y seis personas y no llegamos a ningún acuerdo. Mientras nosotros comíamos, medio mundo se moría de hambre. CONFUSIÓN.
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Y entonces, delante de todos, frente a nosotros, volvió a aparecer el aparato en la nueva casa, aparcando junto a la vaca, que no se asustó; solo lo miró y se durmió de nuevo.
Ante él y nada más verle, le pregunté el nombre. Sucks, me llamo a mí mismo, dijo secamente.
Le hicimos un sitio en la mesa y telepáticamente le preguntamos todos: ¡ POR QUÉ!
- No quiero hablar, vengo a beber con Victor y a que me dé ese cigarrillo después, dijo. Luego preguntó ¿por qué el vino ahora es blanco?.
Cuando comió el arroz con marisco, no tuve que explicarle nada, aunque luego le puse un rosado, más que aceptable, que también se bebió.
Todos tuvimos muchas preguntas, pero su cerebro se llenó de vino y quiso escuchar la música que hacían los chicos.
Antes de que amaneciera, tras despedirnos de todos, pedí permiso a mi mujer para dar una vuelta y nos marchamos en su ovni deportivo Sucks y yo.
Hasta que nos vimos en el espacio exterior, mi amigo, hizo brillar su aparato con grandes alardes de luminosidades distintas ( había que ver qué salía en las pantallas de radar en Madrid)
Telepáticamente lo vi, porque me lo decían los de abajo, así como las eses de la borrachera eran más espectaculares.
Sucks puso el piloto automático y nos dormimos.