BALANCE V: ELREGRESO:AÑO TERRESTRE 2024

Al regresar a la Tierra y llevarme Sucks a casa, no entré en ella. Me dio miedo tras tantos años fuera y reservé un hotel. Unas enormes letras, me dieron la bienvenida al edificio de más de diez mil metros cuadrados, que había frente a ella. Era de estructura piramidal de una sola planta y autoabastecido de energía y agua. Alrededor vi:
VICTOR HATOROS

INSTITUCIÓN DE MICROCIRUGÍA Y CIENCIAS APLICADAS A LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL.
MICROBIOLOGÍA CELULAR. RECAMBIOS CELULARES.
CAMBIOS DE CUERPO Y MENTE EN GENERAL: A TRAVÉS DEL ESPÍRITU DE ARTES MARCIALES ( más recomendable ) O PARA LOS QUE TIENEN PRISA.
LECTURAS DE LIBROS OLVIDADOS. NUEVOS AUTORES.
LA MÚSICA: EFECTOS POSITIVOS CEREBRALES.
PARQUE DE BOMBEROS: PROTECCIONES ANTIINCENDIARIAS.
NUEVAS FORMAS DE SABIDURÍA Y APRENDIZAJE.

Al entrar por la puerta, apareció un enorme sofá-bar masaje y me preguntó:
- ¿Dónde quiere ir usted?
Despacho del director, dije secamente. A lo que el amable sofá-bar respondió con una retahíla de palabras que hizo que me acordara de aquella película del siglo pasado, donde salía un pesado robot humanoide.
Es evidente, dije. La quiero bella como un amanecer, pero sin el olor mañanero que tiene la boca al levantarse. Que sepa a menta. De mi altura- no quise crecer más-. El cabello que sea negro como el de las mujeres orientales. Los ojos verdes y que tengan ese brillo especial, ya sabe, el de la juventud. Las pestañas grandes. En definitiva, así.
Le enseñé una foto que tenía de los años ochenta, donde salía una mujer china que se peina el pelo largo y sedoso y negro como aquel pantano, que me enseñó Suks de su pueblo. Recordé a mi primo Carlos, mi ruso, que hizo un dibujo perfecto de la foto.
Quiero ver cómo se mueve, por favor, póngala en pantalla y observe sus movimientos.
Que tenga dieciséis años, como los que tenía mi mujer cuando la conocí. Que se enamore de mí nada más verme. Lo del enamoramiento, es para que me sea siempre fiel, aunque por si acaso, me quita de su cerebro, ese problema de infidelidad.
Por supuesto, quiero que sea virgen. Quiero también que sepa cocinar, planchar fregar y limpiar, pero que sea solo para que no se aburra cuando yo no esté. Y claro, que siempre piense en mí.
Discúlpeme, doña Ester, si la he ofendido, pero soy del siglo xx del año 1956 y sé que todo esto que la he dicho es algo...
No se preocupe, me dijo, le diré que: a quién Dios se la dé, san Pedro se la bendiga.
Bonito libro olvidado, contesté.
Me gustaría que tuviera la textura de piel de melocotón que tienen las mujeres negras y que esa piel, sea de color bronceado. Que sus carnes sean prietas y al decir esto, recordé y sin querer le dije telepáticamente la noche que pasé con Marta en mi primer coche, el M- 1032- BU.
Sus pechos, grandes bolas duras de helado de vainilla que se iban derritiendo poco a poco con cerezas encíma, o eso a mí me pareció, me causaron una sensación de placer que nunca olvidé.
No me extraña, contestó doña Ester. Era una belleza, ahora que la he visto en mi cerebro, mientras ajustaban sus sexos y entre tanto, manoseaba las grandes bolas d helado. Placentero, debió de ser para usted, señor Rolling.