Había ido como todas las madrugadas a cargar la fruta de la empresa, donde me pagaban por kilos cargados.
Aparcando, Kini, que había estado de fiesta toda la noche y bastante borracho, me rompió sin querer los faros antiniebla, una de las luces y me abolló el paragolpes, dejándolo ligeramente ladeado y doblando la matrícula. Al volverla a colocar no se veían los números.
Lógicamente a Kini en ese estado había que invitarle a otra copa y calmarle- su camión de churrero, gracias a Dios, no había sentido el golpe-, porque no se le puede pedir seguro al que no lo tiene y conduce sin carné y debido a sus 192 centímetros y con esos brazos, puede llegar a matarte de un golpe, dado también sin querer.
Después de cargar y al salir del muelle, como llevaba tanto peso, el silencioso se partió, pero sin rajarse, lo que me llenó de felicidad, porque el tubo de escape entero valía una pasta y Jesús, el cerrajero me lo podía soldar.
Hice el reparto de fruta por calle Alcalá arriba y abajo, antes de llegar a la plaza de toros y después de terminado, volví al almacén de la empresa, para dejar las cajas vacías y sellar los papeles de los kilos recibidos por los fruteros.
Después miré la agenda
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Tenía que ir corriendo al museo del Prado, porque Santiago el de los derribos me esperaba allí, para cargar unas vigas de madera, que había muy sanas.
Quité la lona y los arquillos y dirigí al maquinista del camión grúa, para colocarlas en el puente correctamente.
Santiago, después de ordenar a unos operarios que trabajában para él, que fueran apilando las tejas viejas y saneando algunas vigas, para cuando volviéramos, hizo de copiloto y se vino conmigo, porque yo no conocía el sitio.
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Volábamos por la carretera de Valencia para ir a Arganda donde tenía Santiago un almacén.
Allí estaban, agazapados bajo un puente. Me dieron el alto. Paré cuando buenamente pudieron los frenos y los vi dirigirse hacia mí por el retrovisor izquierdo, que estaba atado con esparadrapo.
Esto nos va a retrasar, dijo Santiago al que habían operado del corazón dos veces y las dos salió con vida.
Como sabía que me iban a decir que entregara la documentación, baje y dirigiéndome hacia ellos con los papeles en la mano, les dije: buenas tardes señores agentes. Uno de ellos, golpeando el libro de multas en su pierna me devolvió el saludo. El otro miraba a M-4624-FX por el otro lado.
Pensé en ese momento: me van a joder.
Me puse frente a ellos para que no vieran el golpe. Pero lo vieron y escucharon el sonido del escape suelto.
El señor agente me dijo: venía muy deprisa, así que exceso de velocidad y veo que también tiene usted... y sin pensarlo me puse de rodillas y comencé a llorar y a decirle, ya incorporado, que por favor, si me pone usted tantas multas, no tengo para pagarlas. Es mi segundo porte, por favor. Miraba a uno y a otro y mientras hablaban entre ellos, apagué el motor y quité las llaves.
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Miré a Santiago que impaciente y con los ojos fuera de las órbitas esperaba. Y llorandoles y gritándoles, a uno de ellos, le puse en la mano las llaves y les dije:
Os la regalo, porque no puedo pagar las multas que vais a ponerme y por el arcén, me fui andando a Madrid con determinación.
Salió entonces Santiago el de los derribos de la MB y dándome voces me decía: vuelve, joder, ven aquí, y yo llorando y girando la cabeza para mirarle: que te lleven ellos, sí, que te lleven ellos. Cuando vi que un guardia le sujetaba por el brazo y lo subía al asiento.
Ante la situación inesperada, los guardias civiles me gritaron que volviera y volví, pero más despacio y secándome las lágrimas.
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Me dieron las llaves y mientras preguntában a Santiago como se sentía, me dijeron: puede irse, pero haga el favor de no ir tan deprisa y en cuanto pueda, arregle el vehiculo.
Me encendí un cigarrillo y le pregunté qué le había pasado.
Cacho cabrón, te digo que he tenido dos infartos y me montas esto.
Lo de los infartos te dan por no follar como es debido.
Arranqué y nos miramos riéndonos.
Le pongo un título
Hace 15 años
7 comentarios:
Sólido, con gran sentido del humor. Cojonudo.
Cada día escribes mejor, leñes.
Saludos
Manolo
PUES MUCHAS GRACIAS, QUERIDO MANOLO,POR DECIRME ESTO. ES UN HONOR EL QUE ME LO DIGAS,PORQUE COJONUDAMENTE LO HACES TÚ.
UN ABRAZO,MACHOTE.
Qué bien hiladas las palabras.
¡ Hijo vales pa to !
Disfruto mucho leyéndote hatoros, es un placer, de veras.
- Vertiginoso. Muy bueno. Un abrazo. Ade
GRACIAS QUERIDA EMMA Y PARA MÍ ES UN VERDADERO HONOR EL QUE ME LO DIGAS.
GRACIAS ADE DE VERDAD POR COMENTAR.
ABARAZOS VERDADEROS A LAS DOS
Y UNA REVERENCIA INFORMAL
Jajajaaa!! Desde luego no te aburres en el curro. el pobre Santiago debe sentirse mal... por lo de los infartos digo.
Te cuento que cuenta mi padre que en una ocasión conduciendo por una curva sintió una picada en la mejilla y se largó un tortazo que se le fue el volante y arrinconó a un coche policía al arcén.
Nos cuenta que salio con la mano ensangrentada que le mostraba al agente con un Balbuceo tan incoherente que ni él mismo sabía que era capaz.
Se salvó de la multa gracias al mosquito y al buen corazón del poli.
Un beso. Esto mejora.
GRACIAS LYS POR LEERME.
BESOS PARA TI.
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